Credo Niceno

El credo 2019-01-21
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El Credo Niceno también llamado Símbolo de Nicea – Constantinopla. Procede de los primeros Concilios Universales que se realizaron en Nicea y Constantinopla, en los años 325 y 381, en ello se establecieron las principales creencias sobre la naturaleza de Cristo y otros temas importantes relacionados con la Fe cristiana, este es más detallado que el credo de los Apóstoles.

Este es el Credo oficial de la Iglesia Católica, que debe ser rezados en las misas, pero actualmente ha sido reemplazado, por Credo Apostólico, aunque es más antiguo, este se dice en la Eucaristía después de que se ha oído el Santo Evangelio.

Importancia del Credo Niceno

Este credo tiene como principal objetivo proporcionar una respuesta a la crisis que se estaba viviendo en la iglesia ocasionada por el sacerdote africano Arrio, cuya crisis recibía por nombre arrianismo, él sostenía que Jesucristo no era Dios, que no había tres personas en Dios sino una sola, que era el Padre. Jesucristo y el Espíritu Santo eran unas criaturas creadas por Dios.

Credo del primer Concilio Ecuménico en Nicea año 325

Creo que hay un solo Dios, el Padre todopoderoso, que creó de todas las cosas que podemos ver y las que no podemos ver; creo en un solo Señor, Jesucristo, el Hijo de Dios; nacido del Padre; Dios de Dios, luz de luz, el Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado y no creado; por la naturaleza del mismo Padre.

Dios Padre Todopoderoso y eterno creador de todo. El que creo todo lo que existe en el cielo y en la tierra; que, descendió de los cielos y se encarnó en María siempre Virgen, se hizo hombre, por nosotros, los hombres, y para salvarnos sufrió, fue crucificado y resucito al tercer día, subió a los cielos, para luego venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo. Par los que dicen: que hubo un tiempo en que no existió, que antes de ser engendrado tampoco existió, que fue hecho de la nada, de otra trinidad o naturaleza, tratando que el Hijo de Dios sea creado y sujeto de modificación, a éstos los condena la santa Iglesia católica.

Credo del Segundo Concilio Ecuménico en Nicea, año 381

Creo en un solo Dios, el Padre todopoderoso y eterno, el Creador del cielo y de la tierra, de lo invisible y lo visible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, único Hijo de Dios, nació del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.

Se engendro de la naturaleza del Padre, el que hizo todo, no fue creado; bajó del cielo para salvarnos a nosotros lo hombres, por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó en María, Virgen, se hizo hombre; y por causa nuestra fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato.

Padeció y fue sepultado, resucitando al tercer día, establecido en las Escrituras, y subió al cielo, donde está sentado a la derecha del Padre; para venir de nuevo con gloria para juzgar a los vivos y los muertos, y su reino nunca acabará.

Creo en el Espíritu Santo, Señor que proporciona vida, desciende del Padre y del Hijo, que unido al Padre y al Hijo recibe la misma adoración y gloria, y también habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es única, santa, católica y apostólica. Confieso que solo hay un bautismo para el perdón de los pecados. Espero que los muertos resuciten y la vida futura.

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